Inauguramos una nueva sección dedicada a imágenes para el recuerdo de nuestra provincia. En este caso empezamos con una imagen del molí del Salt de Benilloba. Una imagen típica de los tiempos en los que una fotografía se convertía en un acontecimiento popular. Donde todo el pueblo posaba y quedaba inmortalizado casi como una estatua a golpe del destello de la carga de magnesio.
Estamos en 1902 y el motivo de tal reunión es la inauguración y bendición de la Fabrica de la Llum del Molí del Salt de Benilloba, allí acudieron las autoridades y el clero junto a la vecindad.
La llegada de la luz aprovechando la energía hidráulica del rio de Penaguila o Farinós, supuso un cambio en la vida de estas gentes y una revolución para los viejos telares de vapor que producían mantas que se subastaban por todo el país.En la actualidad, este paraje es un reducto de paz y tranquilidad, lejos del ruido y del bullicio, lejos de turistas y fuera de los mapas, un reservado para los amantes de la naturaleza.
La foto la hice el invierno pasado, y aunque parezca más propia de los Pirineos o de Asturias, es un rinconcito de nuestra tierra, rodeado de chopos centenarios, del viejo puente sobre la garganta del riu, del caminoempedrado y del sonido del agua al romper contra la roca.
La llegada de la luz aprovechando la energía hidráulica del rio de Penaguila o Farinós, supuso un cambio en la vida de estas gentes y una revolución para los viejos telares de vapor que producían mantas que se subastaban por todo el país.En la actualidad, este paraje es un reducto de paz y tranquilidad, lejos del ruido y del bullicio, lejos de turistas y fuera de los mapas, un reservado para los amantes de la naturaleza.
La foto la hice el invierno pasado, y aunque parezca más propia de los Pirineos o de Asturias, es un rinconcito de nuestra tierra, rodeado de chopos centenarios, del viejo puente sobre la garganta del riu, del caminoempedrado y del sonido del agua al romper contra la roca.

En la actualidad, este paraje es un reducto de paz y tranquilidad, lejos del ruido y del bullicio, lejos de turistas y fuera de los mapas, un reservado para los amantes de la naturaleza. La foto la hice el invierno pasado, y aunque parezca más propia de los Pirineos o de Asturias, es un rinconcito de nuestra tierra, rodeado de chopos centenarios, del viejo puente sobre la garganta del riu, del camino empedrado y del sonido del agua al romper contra la roca.
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